RESUMEN Y COMENTARIO CRÍTICO ARTICULO
“AUTORREGULACIÓN DEL APRENDIZAJE ESCOLAR”.
El estudiante hoy en día está acostumbrado a estudiar y
realizar actividades de manera solitaria más que conjuntamente. Este
planteamiento actual habría que cambiarse e inculcar a los alumnos un
aprendizaje más cooperativo. Este nuevo tipo de aprendizaje es mucho más
ventajoso y beneficioso para ellos: se produce una interacción promocionante en
las que las acciones de uno repercuten en las de los otros para la consecución
de todos y cada uno de los objetivos, subyace la idea de solidaridad (tan
perdida en los tiempo actuales), de esfuerzos conjuntos e interdependencia
entre las personas.
El problema que plantea este nuevo aprendizaje es el tiempo
que hay que dedicarles a los alumnos a enseñarles a cooperar, puesto que éstos
no nacen sabiendo trabajar juntos. En definitiva, podemos decir que el tiempo,
el entrenamiento adecuado en las habilidades básicas requeridas y la corrección
permanente del proceso de aprender a cooperar son los ingredientes críticos
para la enseñanza de la cooperación.
Hay dos autores (Slavin y Dansereau) que nos proponen tres
técnicas válidas y aplicables a los alumnos de ESO y bachillerato que incitan a
aprender a través de este nuevo tipo de aprendizaje, a través de la
cooperación:
1.
Rompecabezas
II. El profesor divide el tema en subunidades. Los estudiantes en
grupos, leen la fracción del tema que les ha tocado. Después deben hacer nuevos
grupos según la fracción: todos los que tienen la fracción 1 juntos, los que
tienen la fracción 2 juntos y así sucesivamente. En este segundo grupo ponen en
común la información, se aclaran dudas y se acuerda como se le va a explicar al
resto. Una vez llegados a este punto, se vuelve al grupo de origen y cada uno explica su fracción al resto del grupo que
atiende, toman notas, preguntan… y al final de todo, se hace un examen
individualizado sobre el tema tratado.
Existe esta técnica también aplicable a los
profesores para que puedan vivirla en sus propias carnes.
2.
Equipo
asistido de individualización: especialmente eficaz en matemáticas. Se
forman grupos de 4 o 6 personas. Dentro de cada grupo se crean parejas A y B.
Cada uno lee la hoja de instrucciones y seguidamente comienzan a resolver los
ejercicios de la “hoja problema 1” y contrasta con su pareja lo correcto de las
respuestas. Si A responde bien a las 5 primeras cuestiones pasa a realizar los
ejercicios de la “hoja de problemas 2”, si no ha hecho bien estos primeros
cinco ejercicios continua haciendo el resto de la “hoja problema 1”. Tras esto
se realiza un “control 1” y si el alumno supera el 80% de las preguntas, su
compañero B firma como que su compañero ha llegado al final del aprendizaje. Si
no supera ese porcentaje estipulado, el profesor aclara las dudas y le
proporciona el “control 2” que tiene que superar para que su compañero se lo
firme.
3.
Cooperación
guiada: se realiza en parejas. Es muy útil para el procesamiento de
textos. El profesor entrega un texto divido en partes dotadas de sentido. Ambos
alumnos de la pareja leen el fragmento del texto. El alumno A comunica al B de
forma oral lo que ha entendido y éste, mediante una escucha activa, corrige los
errores de A. ambos dialogan sobre la mejor manera de elaborar la información
para que sea recordada. En el siguiente paso leen la segunda fracción siguiendo
el mismo proceso y se intercambian los
papeles. Para subsanar posibles errores (centrarse demasiado en contenidos,
verificar la pureza del proceso…) se sugiere la formación de triadas, un alumno
C que haga la función de control.
Bajo mi punto de vista estoy de acuerdo con ésta parte del
artículo en que hay que intentar enseñar a los alumnos a enfocar el aprendizaje
hacia la cooperación y colaboración con el resto de compañeros. Pero pienso que
esto es actualmente una tarea muy difícil de llevar a la práctica puesto que
requiere un gran esfuerzo del propio profesor para empaparse de estas nuevas técnicas,
desconocidas para él (incluso someterse a ellas) para posteriormente enseñarlas
a sus alumnos y, no todos los profesores están dispuestos a hacer esto. Quizás
algo más fácil lo tenemos con profesores más jóvenes que tiene una mentalidad
distintas a profesores que llevan ejerciendo su profesión 30 o 40 años, los
cuáles supone un cambio en su manera de llevar la clase, en su manera de
enseñar tradicional y en sus propia manera de pensar.
Otro aspecto y en principal sobre el que va este artículo,
se refiere a la autorregulación del aprendizaje escolar. Por autorregulación
entendemos el conjunto de mecanismos aprendidos durante toda la vida que
permiten dirigir de forma constante y continuada la conducta propia. Es importante resaltar el hecho de que se
aprende a lo largo de la vida a autorregularse por medio de la práctica
continuada, del esfuerzo, de la inversión de tiempo y la rectificación de
errores. En esta práctica tiene un papel fundamental el profesor ya que éste puede proponerse como modelo para
que sus alumnos vean que el también lo hace y se motiven a hacerlo o puede
ayudarles a través de la enseñanza directa (de dar instrucciones adecuadas para
poder conseguirlo).
Existen tres técnicas que ayudan a que el alumno pueda
autorregularse:
1.
Autoobservación:
es que cada alumno preste atención a lo que hacen, dicen, piensan o sienten.
Aprender esto es una tarea complicada en la que el profesor puede ayudar bastante
a conseguirlo. La enseñanza de esto no es ni fácil ni breve: exige tiempo,
instrucción continuada, práctica y correcciones.
2.
Autoevaluación:
consiste en que el alumno emita un juicio sobre su propia actuación, que le
servirá de guía para posteriores comportamientos. En función de este resultado
la persona entra en la tercera técnica.
3.
Autorrefuerzo:
incentivos externos o autoincentivos a corto plazo que hacen que los alumnos
obtengan beneficios y eviten problemas que son capaces de anticipar. En este el
profesor vigilará, en la medida de lo posible, que el alumno se autorrefuerce
cuando debe.
Lo que se busca con todo esto es que el alumno aprenda a
aprender, a construir los conocimientos propios, saber buscar y emplear la
información, dar sentido y significado a lo que se aprende…es decir,
convertirse en el verdadero protagonista de su aprendizaje.
Para que la autorregulación pueda ser eficaz requiere, como
he dicho anteriormente, condiciones e influencias favorables a su formación y
que sea enseñado o estimulado desde periodos tempranos de crecimiento. Este
proceso es muy complejo por los niveles
en que se expresa, tanto como sistema regulador general de la personalidad,
como regulador de actividades específicas de la persona y por el extenso número
de procesos y formaciones psicológicas que lo componen y se interrelacionan
para su expresión, estructural y funcional.
Una dimensión importante en la autorregulación es la
motivación. Hay que otorgarles un especial énfasis a las disposiciones
motivaciones previas a las acciones para aprender. Hay que tener en cuenta sus
intereses personales y en relación con las material y áreas de estudio. Hay que
prestarles atención tanto a la motivación intrínseca (fuerzas motivadoras
internas, la persona está motivada por la propia tarea, por el valor que tiene,
su sentimiento de competencia…) como a la motivación extrínseca (fuerzas
motivadoras externas, el alumno está motivado por los resultados de la
actividad, por la recompensa que implica).
La interrelación entre ellas tiene un lugar privilegiado en el
funcionamiento autorregulado del alumno.
Dentro de los componentes motivaciones requiere especial atención
los elementos que tienen que ver con los objetivos y las metas ya que conforman
una parte determinante en el mecanismo autorreguladorà planificación y orientación de
la actividad, cuya claridad y buena elaboración permitirán la eficacia en el
control de las acciones, así como la adecuada elección de los procedimientos
que permitirán realizarlas, y en general influyen en la calidad del proceso y
sus resultados. Ambas deben ser elaboradas con la participación del alumno, para
que las hagan suya y no las vean como algo impuesto a la fuerza, hay que buscar
algo que les motive.
Al igual que lo anterior, hay otros dos aspectos importantes
como son las atribuciones y expectativas del alumno. Éstas inciden en la
eficacia de los actos y en el control sobre las consecuencias de los mismos. Las
atribuciones suelen provocar las expectativas. La autorregulación está
condicionada por las expectativas de logro, control y eficacia.
Otro aspecto importante dentro de la autorregulación lo
ocupa la metacognición. Es decir, el conocimiento que el alumno tiene de sí
mismo. Conocerse en toda su integridad para así poder lograr una adecuada autovaloración.
Si nos situamos en la actividad del aprendizaje existen un
conjunto de momentos esenciales que se expresan en la regulación de la misma:
- -
Etapa referida a los incentivos de la acción,
- -
Momento de orientación y planificación,
- -
Etapa de ejecución de las acciones pertinentes y
- -
Momento de control o autocontrol de la
actividad.
En mi opinión, de este última parte del artículo decir que
estoy de acuerdo en muchas de las cosas que dice. Estoy absolutamente de
acuerdo en el papel fundamental que juega el profesor en la autorregulación del
alumno à Éste sirve de puente para el tránsito de la regulación externa a la autorregulación.
Y también creo que los adultos también juegan su papel al igual que el
profesor, los padres tenemos que ayudar al niño durante el tiempo restante que
no está en la escuela a conseguir que se autorregulen… podemos servirle de
ejemplo o modelo y así reforzar aquello que han aprendido en la escuela,
ayudarlos a extrapolarlos a todos los ámbitos de su vida, no solo al ámbito
escolar.
Estoy de acuerdo también con las tres técnicas que sugieren
para llegar a la autorregulación (autoobservación, autoevaluación y autorrefuerzo)…
pero al igual que con la primera parte del artículo creo que no todos los profesores
están dispuestos a ayudar a los alumnos, puesto que están acostumbrados a una metodología
y un punto de vista diferente y esto resulta bastante chocante para ellos,
supone realizar por su parte un gran esfuerzo que no todos están dispuestos a
hacer. Por lo que creo que actualmente, no se hace y costaría mucho trabajo que
se llegue a realizar.
El aspecto motivacional, para mi punto de vista, creo que es
muy importante porque si los alumnos no se sienten motivados, no lo harán. Si ven
que es algo que les han impuesto no lo harán y si lo hacen será de mala gana,
para pasar el rato hasta que se vayan a casa. Por lo que creo que es importante
que el alumno forme parte activa de todo ese proceso, que ayude a crear los
objetivos y las metas… que sea el personaje principal de su propio aprendizaje.
Creo que si el alumno no está inmerso en ese proceso, no logrará llegar al
final de éste, terminará abandonándolo.
También opino que las atribuciones y las expectativas que
tenga el sujeto o alumno es muy relevante… puesto que si él cree que no lo
conseguirá no lo hará… no luchará por conseguirlo. Y a todo esto va unida la metacognición
que es también fundamental, conocerse a uno mismo y saber cuáles son sus
necesidades.
En general, estoy bastante de acuerdo con lo que se dice en
todo el artículo. Con lo principal que me quedo es que la autorregulación hay
que ir enseñándola desde que el niño es pequeñito y que éste tiene que
convertirse en el personaje principal de su aprendizaje (formar parte activa de
él), si no lo hace le será muy difícil llegar a autorregularse. Y, que en este
proceso el profesor y los adultos tienen bastante peso e importancia, ya que
sin ellos tampoco podrá llegar el alumno al final del proceso.